En Terapia Gestalt, la escucha va más allá de las palabras, abarcando la totalidad de la expresión del otro: tono de voz, gestos, silencios y energía. Es una escucha activa y empática, centrada en el presente de la interacción y en el proceso de la persona. Se pone la atención en percibir no solo el contenido, sino también cómo se dice y qué se evita decir. Esta escucha profunda facilita la toma de conciencia sobre la propia experiencia y la manera de estar en el mundo.